La Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) tiene 12 bases en ubicaciones secretas a lo largo de la frontera Ucraniana con Rusia, según el diario norteamericano “The New York Times”, y su director, William Burns, ha visitado Ucrania en diez ocasiones desde el inicio del conflicto en Europa del Este.

Por: Oscar Hernando Avellaneda

Los medios al servicio de la CIA habían venido difundiendo la idea de que dicha guerra no fue provocada, que era una guerra sin causa, que el gobierno de Ucrania era “inocente” y que todo se debía a la “locura” de un solo hombre, el Presidente Ruso Vladimir Putin. Sin embargo el New York Times publicó hace pocos dias un extenso artículo que revela que la guerra en Ucrania, iniciada el 24 de febrero de 2022, fue instigada por una campaña sistemática y generalizada de agresión militar por parte de los Estados Unidos (EEUU).

Detalla operaciones de larga data de la CIA en Ucrania, en las que patrocinó y desarrolló la agencia de inteligencia militar ucraniana “HUR”, usándola como arma de espionaje, asesinato y provocación contra Rusia durante más de una década.

Durante diez años (desde el 2014) la CIA fortaleció, entrenó y armó a fuerzas paramilitares ucranianas que participaron en asesinatos y agresiones contra civiles en Donetsk y Lugansk, áreas del este de Ucrania cuyos ciudadanos exigían su independencia.

El relato del periódico comienza con el golpe de Maidan de febrero de 2014, cuando fuerzas de derecha y neonazis respaldados por EEUU y la Unión Europea derrocaron al presidente electo legítimamente, e instalaron un régimen proimperialista encabezado por el multimillonario Petró Poroshenko.

El Golpe de Estado fue la culminación de dos décadas de incursiones imperialistas en el antiguo bloque soviético, con la expansión de la OTAN para incluir prácticamente a toda Europa del Este, en violación de las promesas hechas a los líderes de la antigua Unión Soviética.

La CIA organizó el golpe y jugó un papel central en alimentar el conflicto entre Ucrania y Rusia, primero como una guerra de bajo nivel contra los separatistas prorrusos en el este de Ucrania y luego como una guerra a gran escala en febrero de 2022.

Según el informe las operaciones de la CIA incluyeron no sólo espionaje generalizado, sino también asistencia a provocaciones directas como el asesinato de políticos prorrusos en el este de Ucrania y ataques paramilitares contra las fuerzas rusas en Crimea.

El Times asegura: “[Una] misteriosa explosión en el este de Ucrania, destrozó un ascensor en el que viajaba un alto comandante separatista ruso llamado Arsen Pavlov”. Los asesinos eran miembros de la “Quinta Dirección”, el grupo de espías que recibió entrenamiento de la CIA.

Estas actividades criminales ocurrieron mucho antes de la “Operación especial” rusa que se inició en febrero de 2022.

El estallido de la guerra a gran escala llevó a una participación aún más directa de la CIA en Ucrania, y al cabo de unas semanas la CIA envió decenas de nuevos agentes para ayudar a los ucranianos.

El periódico escribe: “Los detalles de esta asociación de inteligencia, muchos de los cuales están siendo revelados por el New York Times por primera vez, han sido un secreto celosamente guardado durante una década”

Esto significa que estos secretos fueron “celosamente guardados” por el propio Times, porque para ellos “libertad de prensa” significa libertad para no publicar, en especial cuando se trata de los crímenes del imperialismo norteamericano.

Entre tanto, un verdadero periodista, Julián Assange, espera la decisión sobre su apelación final contra la extradición a EEUU, donde sería condenado a 175 años de prisión o incluso a la pena de muerte.

El crimen de Assange y WikiLeaks es que no obedecieron las reglas del periodismo burgués y no buscaron el permiso de las autoridades de inteligencia militar antes de publicar revelaciones sobre los crímenes de guerra estadounidenses en Irak y Afganistán, las actividades de EEUU para manipular gobiernos y las actividades de espionaje de la CIA.

La revelación de una década de operaciones de la CIA en Ucrania (claramente a pedido de la propia agencia) está vinculada al conflicto actual dentro de la elite gobernante estadounidense sobre qué política adoptar en esa guerra, a raíz de la debacle sufrida por el régimen de Zelensky en la ofensiva del año 2023, donde sufrió bajas colosales. Los republicanos del Congreso han bloqueado enviar más ayuda militar y financiera a Ucrania, declarando que EEUU debe reducir sus pérdidas allí y concentrarse en el que consideran su principal enemigo… la República Popular China.

Al informar sobre el control del régimen ucraniano por parte del aparato de inteligencia militar estadounidense, el Times busca presionar a los republicanos para que apoyen la financiación de la guerra. Argumenta que este dinero no va a parar a un gobierno extranjero, en una guerra extranjera, a miles de kilómetros de las fronteras de EEUU, sino a un subcontratista del imperialismo, que libra una guerra en la que el personal estadounidense está profunda y directamente involucrado.

Al hacerlo, el “Times” ha revelado que su propia cobertura de la guerra de Ucrania durante los últimos dos años no ha sido más que propaganda de guerra, destinada a usar una narrativa fraudulenta y arrastrar a los ciudadanos estadounidenses a apoyar una guerra de agresión imperialista depredadora dirigida a subyugar y desmantelar a Rusia.

Son muchos los crímenes que ha cometido la CIA a lo largo y ancho del planeta, de ellos recordemos sólo dos:

A raíz de la victoria electoral de Salvador Allende, en Chile, Richard Nixon destinó 10 millones de dólares para desestabilizar al gobierno socialista, así la CIA organizó y financió el Golpe de Estado fascista que instaló en el poder al dictador Augusto Pinochet en el año 1973, dejando un atroz saldo de personas asesinadas y desaparecidas.

Y el 6 de octubre de 1976 agentes de la CIA ejecutaron el “Crimen de Barbados”: el estallido en pleno vuelo de un avión de Cubana de Aviación con 73 personas a bordo.

El acto terrorista fue organizado por Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, y segó la vida de los 24 integrantes del equipo juvenil de esgrima, quienes regresaban a su país luego de competir exitosamente en el IV Campeonato Centroamericano y del Caribe de ese deporte, efectuado en Venezuela. En total los terroristas asesinaron ese día a 57 cubanos, 11 guyaneses y cinco coreanos.

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