Históricamente, dos características han identificado al Partido Comunista Colombiano: Unidad y combatividad. Dos principios inclaudicables que deben brillar más que nunca en este momento singular que vive la lucha popular en Colombia, siendo gobierno. Dos valores para posesionar al interior del Pacto Histórico, en esta dura batalla ideológica y política que vive la república de Colombia.

Por Agamenón

Las discusiones se deben dar al interior del Pacto Histórico, sin romper la unidad ni renunciar a la combatividad. Hay fuerzas estructuradas al interior del Pacto, pero también fuerzas divergentes e incluso, oportunistas, oportunistas que querrán sacar a las fuerzas estructuradas a sombrerazo limpio, para posesionar el interés personalista.

Esto es una realidad, que no se puede ocultar ni minimizar, se debe actuar con convicción y tino sin renunciar a los principios. La unidad se hace entre diferentes o afines. Hay que entenderlo así y estar dispuesto al debate con argumentos y propuestas que nos lleven a fortalecer esta gran iniciativa que hoy es esperanza para millones de colombianos y colombianas.

Eso implica tener un Partido Comunista fuerte por su estructuración orgánica, sus ideas, sus argumentos y, sobre todo, por su práctica. El Partido es teoría y práctica. Desligar uno de lo otro es desnaturalizar la esencia revolucionaria del comunismo. Eso lo enseñaron Carlos Marx, Federico Engels y por supuesto, V. I. Lenin, desde la alteridad científica y filosófica.

El camarada Pedro Bolaños Batista, una auténtica autoridad en el Partido Comunista en Ibagué, señala que el Partido tiene la misión de contribuir a desarrollar el Pacto Histórico, superando la debilidad ideológica y de masas. Sin ambages, señala que la tarea es crecer y estudiar crítica y analíticamente.

Propone el fortalecimiento de la estructura orgánica comenzando por la célula. Si allí, no hay educación, estudio, debate e iniciativa, será muy difícil tener un Partido a la altura del momento histórico. El espacio “sábados con paco”, se ha convertido en un espacio de estudio y discusión, que desafortunadamente, no ha contado con la mayoría de cuadros dirigentes. “No entiendo cómo se orienta ahora?”, dice el camarada Pedro. “Los primeros que debieran estar en este espacio son los cuadros del Partido, escuchando las bases, clarificando y ayudando a subir el nivel ideológico y político”, opinamos.

Este es un Partido dialéctico, que se está haciendo todos los días de la base a la altura, con la más profunda democracia y la participación activa de sus militantes, hombres y mujeres. Un Partido que estimula al militante con su fraternidad y solidaridad, un Partido guiado por la ciencia y el deber sagrado de la defensa de los derechos humanos. Un Partido que debe brillar por la honestidad y la transparencia, un Partido comprometido con el Gobierno del Cambio y sus distintas Reformas a favor del pueblo.

En ese tren vertiginoso de responsabilidades del Partido Comunista, la crítica y la autocrítica son determinantes de abajo a arriba y de arriba abajo. Nadie puede considerarse la excepción, actuando desde luego, con fraternidad y humanismo, no criticar por criticar. No hay Partido en el mundo que se aproxime más a todas estas características, que el Partido Comunista. Por eso, somos comunistas.

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