El 23 de febrero de 1918, en Petrogrado y Moscú, nació el glorioso Ejército Rojo de Trabajadores y Campesinos de la Unión Soviética, para defender la Revolución proletaria. Este ejército sustituyó a la Guardia Roja, destacamentos de obreros organizados y armados durante la Revolución de Octubre, que tomaron el control de las fábricas y otros medios de producción.
Por: Oscar H Avellaneda (1)
Las primeras batallas del Ejército Rojo, bajo la dirección de Lenin y la organización de Trotski, fueron contra los soldados alemanes del Ejército Imperial que invadieron Rusia, que junto con otros 16 países cruzaron las fronteras del país en 1918, para apoyar a los zaristas y la oligarquía Rusa durante la “guerra civil”, que fue en realidad una criminal agresión imperialista.
En 1922, el heroico Ejército Rojo puso fin a la “guerra civil” y aplastó los ejércitos capitalistas de toda Europa, que con más de 250.000 soldados habían invadido Rusia. Una hazaña que nunca te cuentan los libros de historia.
Para 1938, el Ejército Rojo alcanzó 1 millón y medio de soldados y fue el único que ayudó al Ejército Popular de la República Española durante esos años, enviando asesores militares, tanques y armas para combatir al franquismo.
Pero su mayor desafío sería en 1941, con la Segunda Guerra Mundial, donde el mayor ejército del mundo financiado por el capital, el de la Alemania nazi, invadió la Unión Soviética con 4 millones de soldados… pero cuando Hitler estaba a solo 40 kilómetros de Moscú, el Ejército Rojo bajo la dirección de Stalin surgió de las nieves hasta llegar a Berlín, derrotando al llamado “Imperio de los mil años” de Hitler y salvó a la humanidad… Como dijo el escritor Ernest Hemingway, “Toda una vida no será suficiente para agradecer lo que hizo el Ejército Rojo por la libertad” (2).
El 23 de febrero de 1991, se celebró una manifestación masiva de 750.000 personas en Moscú para protestar contra la disolución de la Unión Soviética y pedir su preservación. La información y las imágenes fueron ocultadas en todos los medios de comunicación occidentales.
En aquel mismo año, se hizo un referéndum a la población soviética preguntándole si querían la preservación de la Unión Soviética o por el contrario querían disolverla. El Pueblo soviético votó por preservar la Unión Soviética con un aplastante 76,4%, resultado que Gorbachov ignoró.
Tras el colapso de la Unión Soviética y su regreso al capitalismo cada 23 de febrero se celebra en Rusia el “Día del Defensor de la Patria”.
“El que no conoce la verdad es un ignorante, pero el que la conoce y la oculta, ese es un criminal”. Bertolt Brecht.
Notas:
(1) Con información de Daniel Mayakovski en X (@DaniMayakovski)
(2) Casi sin excepción los medios de comunicación y la mayoría de los intelectuales de Europa occidental y Norteamericana han pretendido re-escribir la historia sobre los acontecimientos de la segunda guerra mundial. Su propósito, que alcanzó proporciones groseras, es echar una cortina de humo sobre el rol preponderante e histórico del Ejército Rojo de la Unión Soviética en la derrota del fascismo hitleriano. Lo curioso es que hasta algunos grupos y medios de comunicación de “izquierda”, de palabra antifascistas y antiimperialistas, bailaron al ritmo de la orquestra de la gran burguesía de los países ricos y se refirieron a la guerra mundial en términos abstractos y antihistóricos.
Pero todo no fue «olvido» (voluntario por supuesto) sino también vulgar tergiversación de los hechos históricos. La mayor parte de la prensa de Europa se refirió al Ejército Rojo, no para reconocer sus méritos en la guerra, sino para acusarlo de «invasor» de los países bálticos. Por lo pronto, en Alemania, cuna del nazismo, Austria, Italia, España, Bélgica, Holanda, Dinamarca, y otros países de la Comunidad Europea, ya los grupos ultra derechistas son fuerzas políticas oficiales que deciden directa o indirectamente las decisiones políticas de los gobiernos. Tienen ministros, curas, alcaldes y ocupan altos puestos en la administración del Estado. Son los mismos Estados, y las grandes trasnacionales capitalistas los que financian y sostienen a las organizaciones de extrema derecha.