Alberto Martínez ─Betto─ nació en Bogotá el 19 de abril de 1968, caricaturista, músico, compañero insuperable, creativo, además de ser un excelente ser humano: amoroso, entusiasta, partícipe comprometido con las más nobles causas en defensa de los desheredados de la tierra. Supo con valentía, generosidad y pasión acompañar todas las batallas posibles; tomó siempre partido por los más débiles y convirtió la punta de sus lápices en la espada más filosa con la que señaló a los bárbaros, a los perpetradores, condenando a los injustos y a los opresores.

¡Qué edificante experiencia…ha sido tenerlo como cómplice del lenguaje jocoso y contundente de las caricaturas! Su camaradería, su filosofía, su risa, su música, su alegría, representan una inolvidable y enriquecedora experiencia. Todos quienes hemos tenido el vicio de rayar el papel, el mantel o la superficie del comedor cuando éramos niños recibíamos como “premio la palmada indignada y cariñosa de la mamá”; hoy, ya mayores, continuamos con el vicio de rayar, pero ahora construimos mensajes críticos para denunciar a los codiciosos enfermos del poder. La irremplazable humanidad de Betto nos deja un inmenso vacío, aunque su ejemplo y coherencia fortalecen para siempre nuestro espíritu.

El talentoso Betto fue llamado Charles Chaplin por el caricaturista Matador, por sus dibujos mudos en blanco y negro. Betto fue distinguido, entre otros, por reconocimientos como el Premio de Periodismo CPB, fue un entusiasta colaborador del Semanario VOZ, participó en diferentes eventos internacionales de caricatura y, en su calidad de gran humanista, se identificó siempre con la lucha por la paz y con los postulados de cambio, planteados por el actual gobierno.

Cumplió una tarea admirable nuestro amigo y caricaturista Betto. Este 20 febrero del 2024 partió inesperadamente, dejando un gran legado de vida, cientos de formidables caricaturas, testimonios gráficos de los momentos más trágicos y dolorosos del pueblo colombiano, valerosas caricaturas que interpelan a los nefastos “señores de la muerte”.

Las notas de su dulzaina, sus blues, la fiesta que armó para derrotar la soledad y el tedio, nos acompañarán por siempre, fortaleciendo todas las manifestaciones del arte, la caricatura y el humor crítico.

Para Malena, la eterna novia de Betto, para Verónica, su hija, y para toda la familia, el abrazo solidario de todos los caricaturistas de Colombia y el mundo.

¡¡¡Betto no ha muerto, siempre vivirá en nuestra memoria y en nuestros corazones!!!
Con información del Semanario Voz

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