Por razones históricas el antimperialismo es una identidad de las luchas de los pueblos de América latina y el Caribe, por haber sufrido invasiones, conquistas y saqueos, ser considerada propiedad de lejanos imperios y patio trasero de otros cercanos. Lucha de heroicas resistencias simbólicamente gestadas en los primeros gritos de rebeldía a la invasión hispánica, que como lo dice la canción: “Iban montados en bestias como demonios del mal. Iban con fuego en las manos y cubiertos de metal. Solo el valor de unos cuantos les opuso resistencia y al mirar correr la sangre se llenaron de verguenza”.

Por Jaime Cedano Roldán

Vendrían tiempos después la gesta libertaria en Haiti, extendida luego por el continente por Bolívar, San Martín, Artigas, O`higgins y otros. Sería Bolívar uno de los más claros en su carácter antiimperialista. Posteriormente vendría José Martí a engrandecer política, cultural e ideológicamente estas batallas. En el siglo XX el antimperialismo es el germen en el surgimiento de los partidos comunistas y movimientos revolucionarios y se convierte en seña de identidad de sus idearios. Con este contexto vale la pena analizar, con mucha objetividad, sobre el carácter antimperialista, o no, de los nuevos gobiernos progresistas y de izquierda, o valorar qué expresiones asume o puede estar asumiendo, entendiendo que los distintos procesos y gobiernos no son homogéneos en su conjunto regional, y que cada uno de ellos tiene sus propias particularidades, contradicciones y luchas políticas e ideológicas.

No escuchamos arengas antimperialistas en los nuevos gobernantes, ni tampoco estuvieron como consignas en los programas de gobierno con que se presentaron a las elecciones. Lo que sí es evidente son los reclamos al derecho a la soberanía y a la autodeterminación, que se expresan en los lineamientos de la política internacional, que no son idénticos. Son variadas las actitudes en relación, por ejemplo, con Cuba, Venezuela o Nicaragua. Predomina la desideologización de las relaciones internacionales como lo hacen las derechas, para avanzar hacia la normalización de ellas, en medio de las diferencias y respetando los asuntos internos de cada país. En esto López, Petro, Arce o Xiomara Castro son más firmes que Boric, e incluso que Lula, quien busca un liderazgo más universal. La soberanía y la autodeterminación se expresan, y con mayor homogeneidad regional, en la defensa de los recursos naturales y el propósito de avanzar en la industrialización para exportar productos y no insumos, para contrarrestar el saqueo de los recursos naturales; en la no adhesión a la alharaca guerrerista frente al tema de Ucrania y reafirmar a la región como zona desnuclearizada y de paz.

El antimperialismo sigue presente en las luchas de los pueblos de La Patria Grande, a lo leninista, sin que los principales protagonistas sean leninistas, con discursos y políticas concretas para la coyuntura política concreta.
Con información de Mundo Obrero

Pin It on Pinterest