Todavía no se ha hecho un balance serio, equilibrado y político sobre los resultados electorales de las recientes elecciones sindicales. Los resultados sin la debía custodia, van de mano en mano y en algunas regiones del país, todavía se espera con ansiedad los escrutinios definitivos. Los procedimientos técnicos biométricos al parecer fueron descartados a última hora en un congreso virtual alegando costos.

Por Nelson Lombana Silva

No hay duda, el sindicalismo ha sido duramente golpeado desde que se implementó el neoliberalismo en el país, sus logros conseguidos en duras batallas fueron aniquilados y muchos cuadros consecuentes asesinados por el mismo estado, gracias a la criminal unidad militar-paramilitar, lo mismo que a la posición ambivalente de algunos sindicalistas de estómago que no han dudado en estar al lado del régimen capitalista con un seudo lenguaje izquierdoso y que se conoce como oportunismo. ¿Qué decir – por ejemplo – de algunos sindicatos orientados por el Moir?

El distinguido sindicalista, Alfonso Velásquez, señala sin ambages: “El movimiento sindical es extremadamente frágil; debilitados por su fragmentación, la doble, triple afiliación, la multiplicidad de negociaciones y un largo etcétera”.[i]

Agrega: “El sindicalismo, además de su debilidad, está muy fragmentado (11 centrales sindicales, 234 federaciones y unos 12.000 sindicatos) y cada grupo obedece a unos liderazgos que no han logrado credibilidad. Las denominadas centrales más representativas (CTC, CGT y CUT) se encuentran divididas frente al gobierno, más por sus luchas intestinas que por las reformas”, señala el dirigente sindical clasista.

El cuadro de participación en las recientes elecciones, resulta decepcionante. Al parecer serias huellas de corrupción en el que el sindicalista no votó, pero, los tarjetones fueron marcados por los directivos, no se acataron las directrices de los órganos de control, no hubo la transparencia requerida. Es decir, se critica la corrupción solo de dientes para afuera, porque en la práctica al parecer se hace lo mismo y en algunos casos: Peor.

Se hace necesario abrir el debate. El peor error sería callar, justificar, evadir el tema para no confrontar y desenmascarar esas prácticas vergonzantes. No podemos hacer lo del avestruz. El sindicalismo debe recuperar su liderazgo limpio, transparente y consecuente con los genuinos intereses de la clase trabajadora. Necesitamos menos sindicatos y más obreros sindicalizados, menos centrales obreras, más centrales comprometidas con el cambio de verdad. Más sindicatos clasistas, menos sindicatos conciliadores y oportunistas. El sindicalismo colombiano debe estar a la altura de los cambios estructurales que se vienen dando con el Pacto Histórico y el Gobierno del Cambio. Hay que rechazar vicios propios de la oligarquía como la corrupción, el oportunismo y la infamia de la mentira.

[i] Semanario VOZ La verdad el pueblo. Edición 3176, semana del 7 al 13 de junio de 2023. Página citada 7.

Pin It on Pinterest