Hay mil razones para movilizarnos masivamente el primero de mayo, día internacional de la clase obrera, la clase trabajadora. En primer lugar, para rendir homenaje a los obreros mártires de Chicago. Es fundamental recordar, tener memoria. Separar el pasado del presente y del futuro, es un craso error. El proceso democrático que está viviendo Colombia no es fruto del azar. Es el resultado de un largo, duro y hasta doloroso proceso que hay que estudiar con meticulosidad para entender este momento y proyectarlo hacia el futuro.

Por Agamenón

El emocionante proceso que lideran actualmente el presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez, en el marco del Pacto Histórico y algunas fuerzas democráticas y progresistas, no ha salido de la nada, ha sido fruto de un largo proceso de lucha con avances y retrocesos, con errores y aciertos. Cuántos mártires en ese largo recorrido histórico. Solo por nombrar algunos: El General Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán, Pizarro León Gómez, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Alberto Márquez, José Antequera, Jaime Garzón, Luis Carlos Galán Sarmiento, cinco mil militantes del Partido Comunista y la Unión Patriótica…

Lo que hoy estamos viviendo es fruto de todo ese proceso. Luego, nuestro primer deber es rendir culto de admiración a todos esos mártires, hombres y mujeres, miles quizás anónimos que dieron su vida por la construcción de una patria libre, soberana y autónoma, sin ricos exageradamente ricos y pobres exageradamente pobres.

En segundo lugar, nos corresponde comprender el significado histórico de la lucha de clases. La contradicción entre el rico y el pobre es evidente en el sistema capitalista. Los ricos por acumular fortuna y los pobres por sobrevivir sorteando toda clase de dificultades. Son clases sociales antagónicas. No obstante, el rico necesita del pobre, en cambio, el pobre no necesita del rico. La razón es elemental: El rico para ser rico necesita explotar al pobre, sobre todo su fuerza de trabajo. Quien produce realmente es el pobre, el rico resulta siendo un zángano chupasangre que ilegalmente se ha apoderado de los medios y las relaciones de producción violentamente, con mentiras y montajes perversos. ¿Quién hace el edificio? El obrero. ¿Quién lo disfruta y lo explota? El rico. Alguien me podría decir: Es cierto. Pero, ¿Quién pone el dinero, el capital? El capital, es una actividad colectiva, que el capitalista se apodera y domina, mediante la plusvalía, gran descubrimiento del filósofo Carlos Marx. La lucha de clases, entonces, es una realidad concreta, cuya vigencia no admite discusión.

En tercer lugar, tenemos que entender que solo el pueblo organizado y educado políticamente, es capaz de sostener el proceso histórico que vive Colombia con el arribo a la presidencia del Pacto Histórico en cabeza de Gustavo Petro y Francia Márquez. Incluso, radicalizarlo, profundizarlo y avanzar hacia un estadio superior: El Socialismo. El pueblo es soberano. El destino del pueblo depende del mismo pueblo. Petro ha dicho muchas veces y claritamente: “Voy hasta donde el pueblo quiera que vaya”. Esta no es una frase de cajón. Por el contrario. Es una frase profundamente revolucionaria. Petro la tiene clara: Las revoluciones no la hacen los líderes, las hacen los pueblos organizados, educados políticamente y empoderados. El líder orienta, pero la fuerza invencible está en la masa, en el pueblo.

En esas condiciones y con estas elementales premisas, salir masivamente este primero de mayo es fundamental, determinante o para fortalecer el proceso, hacerlo más fuerte e irreversible, protegerlo de los golpistas que andan agazapados y no tan agazapados o, sencillamente, para ser simplemente flor de un día. El camino es largo y culebrero. Por lo tanto, se necesita mucha fortaleza y esa la da la presencia de las masas en las calles de Colombia exigiendo reformas, lucha contra la corrupción, lucha contra las bases gringas en nuestro territorio, lucha contra el narcotráfico, lucha contra la violencia, lucha contra la burda explotación del hombre por el hombre en todas sus formas y manifestaciones. El campo de batalla hoy es la calle, con todos y todas, este primero de mayo, ¡Paso de vencedores!

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